Entrevista a José Manuel Díez por Saúl Gismero
JOSÉ MANUEL DÍEZ: EL COMPROMISO DE LA CREATIVIDAD
La semana pasada tuve el gusto de entrevistar a José Manuel Díez, uno de los poetas españoles que más está dando que hablar en los últimos años. Autor de los libros “La caja vacía” (Visor), “Baile de máscaras” (Hiperión) y el recientemente publicado “Estudio del enigma” (Visor). Su forma de hablar es profunda y sincera, con pinceladas de seriedad y de humor inteligente. Conversamos sobre su último libro y también sobre su nuevo proyecto musical como Duende Josele. Todo un sabio de nuestro tiempo.
Lo primero que nos encontramos en la portada de “Estudio del enigma” es un átomo con la cara de un búho en el centro, ¿tiene algún significado concreto?
El búho es la representación clásica de la sabiduría y el átomo es la representación moderna de la ciencia. El diseño trata de unir alegóricamente los dos grandes conceptos de la obra: el estudio y el enigma.
El libro está dividido en tres partes: tesis, antítesis y síntesis, las tres partes del método dialéctico. ¿Por qué esa división?
Lo estudié en Fichte, Hegel y Marx, y me pareció la división perfecta. Creo que todo estudio que se precie debe cubrir tales etapas. Más aún, un estudio de estas características, tan filosófico, tan metafísico. La poesía en este libro no es un fin en sí mismo, sino un medio, una herramienta para abordar temas más amplios.
¿Qué temas van a encontrarse los lectores?
La memoria, el azar, la duda, el amor, la consciencia del yo, la muerte, la amistad… Temas universales, pero enfrentados como partes de un todo enigmático, el enigma que somos, los enigmas que nos hacen ser.
Uno de los versos del libro dice: “Crece inerme la dicha para aquel que se ignora”. Tiene una sonoridad magnífica, pero ¿qué significa exactamente?
Significa que no podemos ser felices sin aceptarnos como realmente somos, con nuestra ignorancia incluida.
¿Qué poetas españoles actuales te interesan?
Vicente Gallego, Lorenzo Oliván, Basilio Sánchez, Caballero Bonald, Álvaro Valverde, Benítez Reyes, Ada Salas, Eduardo Jordá, Irene Sánchez Carrón, Adolfo Cueto, Luis Alberto de Cuenca, Efi Cubero, Juan Vicente Piqueras… y muchos, muchos, muchos más.
¿Qué libro de poesía te llevarías a una isla desierta?
Sabía que algún día alguien me haría esta pregunta… (risas). Me es imposible elegir solo uno. Hace tiempo recopilé mis poemas favoritos de Lorca, Neruda, Whitman, Hernández, Machado, Goytisolo, Hierro, Szymborska, Pacheco y Parra en un solo libro, y el resultado fueron más de doscientas páginas maravillosas. Pero también ese libro sería insuficiente.
En tus obras aparecen siempre unas acotaciones finales donde explicas el origen de algunos poemas y el porqué de algunas dedicatorias. ¿Sería el libro distinto sin esas acotaciones?
No, el libro sería exactamente el mismo, pero el lector seguramente no lo sabría confrontar igual con mi propia experiencia de él y el con el propio proceso creativo que lo ha generado.
¿Cuál es el secreto para ganar un premio de poesía tan prestigioso y tan bien dotado económicamente como el Ciudad de Burgos?
No hay secretos, se trata de trabajo y confianza. Trabajo de muchos años y confianza en la propia obra, en la propia voz. Un premio es tan importante por quien lo gana como por quienes lo otorgan, y mi mayor orgullo es que un jurado de tan alta calidad haya elegido mi libro entre más de 200 obras de distintos países. Ahora le toca opinar a los lectores.
¿Y qué tiene esa voz propia de José Manuel Díez que no tengan otras voces poéticas?
Pues, sinceramente, no lo sé. Aunque sí sé que soy un poeta atípico en mis circunstancias creativas. Al contrario que la mayoría de mis compañeros de generación no soy filólogo ni nada que se le parezca, ni siquiera estudié una carrera de letras, mis herramientas poéticas han sido otras: la lectura, la calle, la naturaleza, la ciencia y la música. Y además procuro vivir poéticamente, algo que no siempre consiguen todos los poetas.
¿Y qué significa vivir poéticamente?
Vivir poéticamente, para mí, es vivir con coherencia. Empatizar con el resto por sabernos parte de él. Buscar lo que nos iguala como personas y no lo que nos diferencia. Ser sincero con uno mismo para poder serlo con los demás. Y sobre todo respaldar la estética de lo dicho con la ética de lo hecho.
¿Qué otras cosas, además de la poesía, te interesan en la vida?
Todo lo que tenga que ver con la transmisión de emociones: la música, el cine, la fotografía, el periodismo, el amor, el humor, el sexo, el baile, la libertad. Lo que pasa que todo eso, en el fondo, también es poesía para mí.
¿Metes en el mismo saco el arte y los sentimientos?
Sí. Para mí el verdadero arte es siempre sentimiento. Y también pensamiento, pero en menor proporción.
¿Y te consideras a ti mismo artista?
La palabra artista nunca me ha convencido del todo, y menos para autodefinirme. La siento muy encorsetada en tópicos y ambigüedades. Y demasiado usada para definir a muchos que no la merecen. Yo prefiero considerarme más bien creador, pero con minúscula... (risas).
¿En qué nuevos proyectos literarios trabajas?
Hoy por hoy, en un libro de cuentos, que estoy a punto de terminar, y en artículos de prensa para distintos medios. Publico una media de 5 artículos al mes.
¿Y musicales?
En mi primer disco como Duende Josele.
¿Y qué es o quién es Duende Josele?
Es el nombre de mi proyecto musical en solitario. Josele es como me llaman muchos amigos. Y Duende es como se me conoce por mi antiguo grupo, El Desván del Duende. Duende Josele es una especie de metáfora, el personaje que me posee cuando compongo, canto y me subo al escenario.
¿Y qué caracteriza a ese personaje?
La libertad de expresión, la locura, la pasión. El Duende es un concepto muy flamenco y un ser presente en muchas fábulas y mitologías paganas que simboliza la fantasía y la travesura. Todo eso forma parte de mi propio carácter y de mi forma de sentir la música y la vida.
Entonces, ¿son José Manuel Díez el poeta y Duende Josele el cantante dos personas distintas?
No, son la misma persona, pero expresándose de formas diferentes. Aunque no lo parezca, escribir poemas no tiene nada que ver con escribir y cantar canciones, al menos en mi caso. Los vivo como oficios que se complementan, pero que no suelo mezclar creativamente. Cada uno tiene sus espacios, sus momentos, sus objetivos. Y cada uno aborda distintos campos de mi personalidad. Ambos suelen encontrarse, sobre todo, en el escenario. Es ahí donde mi poesía y mi música más se dan la mano.
Dicen que los grupos se separan por dinero, por drogas o por mujeres. ¿Por qué se separó El Desván del Duende?
Dinero no había, drogas no quedaban y la única mujer del grupo sabíamos bien a quien pertenecía… (risas). Es ley de vida. Un grupo es como un matrimonio de muchas personas, y no siempre se tienen las mismas prioridades y necesidades individuales. Llevábamos doce años juntos y algunos queríamos probar otros rumbos, otras músicas. Ninguna ruptura es fácil, pero hay que quedarse con lo bueno. Hicimos más de 700 conciertos, grabamos cuatro discos bastante dignos y fuimos felices mientras duró. Yo me doy por muy satisfecho.
¿Cuatro discos? Creí que habían sido tres.
Hay un cuarto disco recopilatorio, grabado entre el 2013 y el 2014, que no llegamos a sacar. En él participan más de veinte artistas amigos, algunos tan variopintos como Kutxi Romero, India Martínez, El Langui, María Jiménez o Muchachito. Ojalá algún día llegue a ver la luz. Nuestro público no merece quedarse con las ganas.
Sólo por los cinco colaboradores que has nombrado ya dan ganas de escucharlo.
Pues mejor no te digo el resto… (risas).
¿Y qué músicas y artistas tienes como referencia en esta nueva etapa con Duende Josele?
Últimamente escucho mucha música fronteriza y ritmos latinos muy diversos, que van de la cumbia a la ranchera, pasando por la milonga o el son. También hip-hop y cantautores de fusión como Jorge Drexler, David Broza o Natalia Lafourcade. No obstante mis principales maestros siguen siendo los de siempre: Lichis, Kiko Veneno, Sabina, Luis Pastor, Calamaro. Y debo destacar la influencia de mi productor Markos Bayón, que es parte fundamental del nuevo proyecto.
Ahora te voy a dar a elegir entre dos opciones. Y debes mojarte.
Bien, lo intentaré.
¿Real Madrid o Barça?
Real Madrid
¿Televisión o Radio?
Sin duda, radio.
¿Los Beatles o Los Rolling?
Sin duda, Queen. (risas)
¿Góngora o Quevedo?
Quevedo
¿Camarón de la Isla o Paco de Lucía?
Camarón de Lucía y Paco de la Isla. En esta no puedo dejar a ninguno fuera.
¿Carne o Pescado?
Carne
¿Naranja o Plátano?
Depende si me pillas en Valencia o en Canarias… (risas)
¿Epi o Blas?
Nunca he tenido claro cuál es cuál. (risas)
¿Mar o Montaña?
En este momento de mi vida, mar. Concretamente el Atlántico.
¿Almodovar o Amenabar?
Mis favoritos son los hermanos Trueba, pero elegiré Amenabar.
¿Parchís o Ajedrez?
Ajedrez
¿SER o COPE?
Ser o no ser… (risas)
¿Bolígrafo o Estilográfica?
Bolígrafo
¿Creyente o Ateo?
Ateo, gracias a Dios. (risas)
¿Moto o Bicicleta?
Bicicleta
¿Cáceres o Badajoz?
Extremadura
Y para terminar, dime las tres primeras palabras que se te vengan a la cabeza.
Sombrero, Horchata y Sarampión… (risas)
José Manuel Díez acaba de publicar “Estudio del enigma”, en palabras de José Manuel Caballero Bolnald: “Un libro meditativo, de trascendencia filosófica, que ahonda de una manera muy personal en lo real. Un libro muy bien construido en su tono y adjetivación, que justifica el premio recibido y la calidad de su autor”.
Más información en las redes del poeta y músico:
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