Pink Tones
Grónica:
El domingo 10 de Julio era
una jornada especial para muchos por el enorme peso de las canciones que iban a
escucharse en el recinto, por el abrazo sincero a los distorsionados 70, por la
calidez de un sonido envolvente y la pasión de una musica exenta de cuerpo y
volcada puramente en el alma. Pink Tones, un medio de transporte estáticamente
eficiente a los recovecos de uno mismo. Un billete sin idas y venidas, un
bálsamo de fierabrás para cualquier individuo andante.
Pink Tones llevan 11 años interpretando
canciones de Pink Floyd, afinando y perfeccionando cada vez más este auténtico
lujo que nos trajeron a escena en Cultura Inquieta. Un ejercicio cargado de
sentimiento y respeto.
La hora zulú era las 21:15
cuando el azote del sol permitía el relajo ocular y el disfrute de la puesta en
escena, que requería de la luna para ofrecernos una parte visual importante.
Sobre el escenario, Álvaro Espinosa, guitarra, voz y theremin, Antonio
Fernandez, batería y percusión, a los teclados y samplers Nacho Aparicio, al
saxo, guitarra y voces, Pipo Rodríguez y la delicadeza de Ángela y Cristi
encargadas de la parte coral.
El repertorio del concierto
fue una acertada sucesión de canciones imprescindibles, desde Shine on yo
crazy diamond, que inagurara el expectáculo, pasando por la enormidad de Welcome
to the machine, Have a Cigar, Money, Come back to life,
Wish you Were Here, Pigs in the Wind... No podemos olvidarnos de
Another Brick in the Wall, un momento cargado de emotividad y afloración de
sentimientos por parte de los comensales, cuando al público le brillan así los
ojos es que algo se remueve por dentro, se podía sentir el desfile de recuerdos
sobrevolando nuestras cabezas. Para finalizar el concierto Run Like Hell y
una toneladas de aplausos.
En resumen un concierto
cargado de calidad, un sonido inmejorable (felicidades al técnico), un
espectáculo de luces difícil de ver, por su complejidad, los visuales...
imágenes al ritmo del delirio con un gusto que hizo del viaje un trasiego lleno
de comodidad y disfrute.
Gracias a Pink Tones por
hacer repetible algo fuera de nuestro alcance. Gracias Cultura Inquieta por
hacer de un domingo un día de congregación de feligreses. Gracias a Pink Floyd
por ir más allá.
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